martes, 30 de septiembre de 2008

Práctica I

Una de las partes más llamativas de la Universidad de Navarra son sus instalaciones. Edificios de diferentes estilos se mezclan con las grandes extensiones de césped y árboles. Árboles de todas las especies: pinos, cerezos, robles... También hay olivos por todo el campus, pero llama la atención la soledad de uno de ellos, en concreto, el olivo de la plaza de Comunicación.



En esta explanada rodeada por dos edificios modernos de hormigón, escasean las zonas verdes, sin embargo, en el término de la baldosa grisácea se reserva un pequeño cuadrado de tierra a ese árbol oleáceo. Él ha presenciado durante aproximadamente una década las idas y venidas de los alumnos. El primero en llegar a la Facultad y el último en irse, el que permanece aunque llueva, nieve o haga sol. Definitivamente un observador de todos nosotros al que apenas prestamos atención.



Cuando te acercas al olivo puedes apreciar sus grandes raíces y su tronco ancho que se divide en varias ramas más pequeña. Su fruto redondo y verde permanece suspendido de las musculosas ramas.


Al igual que todos los de su especie no es un árbol de mucha altura, pero sí de mucha envergadura lo cual le dota de una gran slolemnidad.

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